miércoles, 3 de enero de 2024

HABLAN LAS PIRAMIDES

 

Las pirámides egipcias estaban aparentemente destinadas a servir de tumbas y además eran el centro de un complicado y fastuoso ceremonial religioso. El complejo de templos, monumentos y pirámides auxiliares vinculados a ellas así lo atestigua. Las investigaciones arqueológicas han probado sin embargo que en numerosos casos las pirámides egipcias no sirvieron, ni estuvieron destinadas a servir de tumbas. Un cúmulo de circunstancias aparecidas en recientes años sugieren para muchas pirámides una función diferente de la específica de servir de tumba a la momia de un soberano.

Las primeras dudas con respecto a esta creencia tradicional surgieron a raíz de las afirmaciones de Heródoto (48) sobre que Kheops –el constructor de la Gran Pirámide– no había sido enterrado en ella. Es loable observar que los escritores de la antigüedad clásica participaban de la opinión de Heródoto. Es en los escritos posteriores de los comentaristas árabes que apareció esta idea.

El problema de si las pirámides de Egipto estuvieron en todos los casos destinadas o no a servir de tumbas puede ya hoy ser analizado, en una forma global con referencia a numerosas pirámides cuyo estudio arqueológico lleva a una conclusión negativa. Es éste uno de los puntos más apasionantes de lo que se ha dado en llamar la "crisis de las pirámides" en el seno de la ciencia egiptológica.

Un fenómeno que durante mucho tiempo pareció accidental fue el descubrimiento de una tumba sellada y vacía. En todos estos casos los relatos nos hablan del instante dramático de la apertura de los sellos del sarcófago y la general consternación al descubrir que el mismo se hallaba vacío.

Por circunstancias ignoradas no poseemos ningún instrumento propiamente tecnológico egipcio ni tampoco se conocen representaciones de los mismos, textos en que se haga alusión a ellos y, por tanto, inclusive las palabras para su designación nos son desconocidas.

Se comprende que frente a este desconocimiento total el estudio de la tecnología egipcia deba basarse exclusivamente en la inducción de la naturaleza de los instrumentos partiendo del producto terminado y de los restos de su elaboración. Esto, desde ya, excluye el arribo a conclusiones incontrovertibles y, como se comprende, estos análisis estarán sometidos a una constante inseguridad determinada por las ideas generales que el tecnólogo, o arqueólogo, tenga con relación a la naturaleza de la cultura egipcia. En otros términos, el análisis tecnológico estará inevitablemente influido por las conclusiones generales de la arqueología.

Pero esto último no sería problema si hubiese alguna relación general entre las conclusiones del análisis arqueológico y las del análisis tecnológico. No ocurre tal cosa, y en líneas generales puede decirse que el análisis tecnológico de la cultura egipcia arroja resultados opuestos a los obtenidos por los otros métodos de análisis arqueológico. Esta oposición puede llegar a tales extremos que mientras el análisis arqueológico, por ejemplo, muestra una línea ascendente de evolución cultural desde la– Primera Dinastía hasta la Época Ptolemaica, el análisis tecnológico señala una línea de ligero ascenso desde la I Dinastía (2000 a.C.) a la IV Dinastía (2500 a.C.) para mostrar luego un proceso de declinación a lo
largo de los tres milenios que van hasta la época ptolemaica. Como lo puntualiza S. Lloyd, es un misterio inexplicable el súbito grado de perfeccionamiento adquirido por el arte de la construcción en la III Dinastía y la incapacidad notoria de los constructores del Hipostilo de Karnak (derrumbado en 1899) que 1500 años después desconocían que los edificios requieren cimientos.

De ahí, pues, la necesidad del extremo cuidado que debe presidir la obtención de conclusiones por el análisis tecnológico. A esta altura de nuestro estudio ya tenemos planteado el primer problema cuya solución es fundamental para todos los análisis ulteriores: La inexistencia total de referencias sobre ciencia y tecnología, egipcias, ¿es puramente casual? Éste es un tema que ha sido largamente discutido por los arqueólogos que en general atribuyen al azar la desaparición de todo vestigio de la tecnología
egipcia. Así, por ejemplo, una herramienta muy usada por los antiguos egipcios fue el taladro de piedras que operaba como los de hoy, dejando en el interior de la perforación un tarugo de piedra...

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